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Maureen Layden

Hermanas fallecidas

Maureen Layden - Irlanda
31/03/1922 - 24/01/2019

    

Maureen Layden nació el 31 de marzo de 1922 en Drumnaswan, Tarmon, Co. Leitrim a orillas de Lough Allen.

Maureen era la primera de los seis hijos nacidos de Madge Sheehan, nativa de Boyle y de Tom Layden, nativo de Arigna que era, por aquel entonces, maestro en la escuela local de Tarmon.

Los tres hermanos de Maureen: Aidan, Gabriel y Gerry han fallecido, pero sus dos hermanas Mónica Daly y Bernadette Shanahan viven todavía.

De joven Maureen fue a la Escuela Nacional de Tarmon y, más tarde, ingresó en la Escuela Secundaria del Convento Marista en Carrick on Shannon, como interna.

En 1937, cuando Maureen tenía solo 15 años, su padre murió. A menudo recordaba la inmensa tristeza que esta pérdida supuso para ella y sus hermanos y hermanas y, sobre todo para su madre, que era – a Dios gracias – una mujer de mucha fe, serenidad y resiliencia. 

Estos dones, su madre Madge los pasó a toda su familia. Todas nos hemos dado cuenta de que esa serenidad fue el don que su madre dio a Maureen, y que le ayudó a lo largo de toda su vida, ¡serena hasta el fin!

A Dios gracias, y como ocurría con muchas otras familias que vivían en el campo en aquel tiempo, la madre y la familia de Maureen recibieron la ayuda de sus generosos vecinos. Además los lazos familiares era muy estrechos, por parte de madre y de padre, y así todos los jóvenes miembros de la familia crecieron juntos. Este recuerdo sigue vivo y sigue siendo un tesoro para toda la familia.

En 1941, cuando tenía 19 años, Maureen entró en el Noviciado de las Hermanas Maristas aquí en Carrick y profesó en 1943, recibiendo el nombre religioso de Hermana Gerard, nombre por el que fue conocida a lo largo de sus años de enseñanza.

Maureen (ahora Hermana Gerard) fue enviada a Glasgow, Escocia por 4 años para diplomarse en Economía Doméstica. Al volver a Carrick en 1947, con gran alegría, compartió y transmitió sus conocimientos y habilidades durante muchos años.

Hace poco, justamente, ex alumnos de Maureen estuvieron hablando del entusiasmo de su maestra a la hora de transmitirles sus conocimientos culinarios, con pasión y entrega en los años pasados. 

Más tarde, enseñó en Tubbercurry y en and Dublín.

Llegó luego el tiempo de la ‘jubilación’, y Maureen se retiró de la enseñanza, pero no se quedó sin hacer nada. Por el contrario se preparó para responder a ‘necesidades’ de los niños de nuestra escuela en Sundrive Road, Dublín.

En 1992, a Maureen se le pidió que dejara Dublín y que se uniera a nuestras Hermanas en Stirling, Escocia, por 5 años, para ayudar en el apostolado parroquial, donde había todas las posibles denominaciones religiosas. Maureen nos dijo a menudo que ese tiempo fue uno de los más estupendos y bendecidos de su vida y le encantaba ir a visitar a los enfermos en sus casas. 

En 1997 volvió a Dublín y por casi 15 años ayudó en nuestras comunidades, como ama de casa, primero en Kenilworth y, más tarde, en Sundrive

Tras celebrar su 90 cumpleaños, en 1992, Maureen fue trasladada a Carrick on Shannon. En sus primeros años de ‘vuelta a casa’, gozó mucho del ritmo de la vida comunitaria, con sus paseos por el Board Walk, o una rápida visita a su viejo hogar en Spencer Harbour, a orillas de Lough Allen.

Cuando la trasladaron a Carrick sintió mucho la separación de su hermana Bernadette en Dublín, que era muy amable con ella, pero pronto se alegró mucho y disfrutó de la compañía de su hermana Mónica, de su cuñado, Paddy y de su familia, y sobre todo de la compañía de Geraldine.

En sus últimos años Maureen se dedicó a todos – comunidad local, clero local y personal seglar: todos gozaron de su amable presencia y de su gentileza, que quedarán por mucho tiempo grabadas en la memoria. Nunca pedía nada, solamente distribuía sonrisas con un ‘gracias de corazón’. Esto fue así hasta el final y su comportamiento sereno y su paz tocaron el corazón de todos cuantos formaban parte de su entorno.

Afortunadamente su sobrina Geraldine, (que había estado presente todo el día) seguía allí, a los pies de la cama, y estuvo presente en estos últimos momentos, mientras Maureen se iba hacia el Padre, acompañada por nuestros cantos y oraciones.

En acción de gracias decimos, Maureen…

Descansa en Paz.     Amen.

24 de enero de 2019


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