Convencida de que Dios la llamaba a la vida religiosa marista, la Hermana Kilian entro en el noviciado de Santa Brígida en Carrick-on-Shannon en septiembre de 1961. Después de su primera profesión, el 24 de julio de 1963, con sus compañeras de noviciado fue trasladada a Sundrive Road, Dublín, para su año de escolasticado.

En julio de 1964, la Hermana Lilian fue enviada a Inglaterra, luego a la Provincia Anglo-Irlandesa y después de unos meses en Fulham fue trasladada a Paignton en Devon. Allí asistió a los cursos en el Sainte Union College de Educación, la escuela de Magisterio, donde se licenció, antes de volver a Paignton donde enseñó en la escuela secundaria hasta su cierre en 1982. Durante el año sabático que siguió, la Hermana Kilian estudió teología y espiritualidad en el Instituto Regina Mundi, en Roma.   

Volvió a Inglaterra, y fue enviada a la comunidad de Sunninghill, donde enseñó en la escuela preparatoria marista hasta que fue nombrada directora en 1989. Su entrega a la labor educativa, su profundo interés por el bien de los alumnos y sus familias fueron siempre muy apreciados y gozaba de mucha estima entre la gente a la que servía.   

Al terminar su mandato como directora en 1999, pasó dos años en Dublín donde además de seguir unos programas de estudio, acompañó a su madre que en aquel momento tenía problemas de salud. 

La Hermana Kilian se unió a la comunidad de Upper Holloway en el norte de Londres, en 2001.  Una vez más, puso sus conocimientos al servicio de la labor educativa y asumió un empleo como educadora itinerante en una escuela primaria de la Iglesia de Inglaterra, en la zona este de Londres donde una vez más fue notable su inserción en la comunidad escolar y su compromiso con los jóvenes que le habían confiado. Esta fue la última vez que se ocupó de un apostolado fuera de la comunidad.   

Le diagnosticaron cáncer en septiembre de 2012, y hasta el momento de su muerte no se liberó nunca de la enfermedad que le consumió energías y debilitó mucho su salud general. A pesar de ello, aprendió a vivir con lo que tenía y aceptó la enfermedad, de manera estoica, con compostura y nunca se quejó.  

Siguió en su rol de enlace de Justicia y Paz para su Unidad hasta el año pasado cuando se dio cuenta de que había llegado el momento de renunciar a esa responsabilidad. 

Su interés por el mundo y por las noticias locales, por el deporte, la poesía y la lectura no menguaron nunca y era la principal fuente de información de la comunidad sobre los números de los buses y los horarios londinenses, que conocía como la palma de su mano.

Después de varios periodos en el hospital y una vez que fue evidente que la Hermana Kilian necesitaba un tratamiento más específico que lo que la comunidad podía proporcionarle, fue acogida en el hospicio San Juan el 13 de septiembre de 2017. Allí fue tratada por el competente y amable personal, que le ofreció cuidados paliativos. Los diez días que siguieron, aunque fue perdiendo sus fuerzas, su mente permaneció alerta y se alegraba con la visita de sus hermanas y de los miembros de su familia. Durante esos últimos días, y para prepararse a morir bien, planeó la liturgia de su funeral, eligiendo sus lecturas preferidas, la música y unos poemas. La tarde del 23 de septiembre emitió su último respiro. El largo combate de la Hermana Kilian había terminado.  

La misa de acción de gracias por la vida de la Hermana Kilian, en la iglesia de san Gabriel de la Dolorosa, en Harchway, fue una verdadera celebración de su vida a la que asistieron los miembros de su familia, los feligreses y las Hermanas de diversas comunidades. El Padre Martin, un misionero comboniano de Sunningdale y el Padre Gerald, un agustino recolecto de Devon, ambos amigos desde hace mucho tiempo de la Hermana Kilian y de las Hermanas Maristas, concelebraron con el párroco, el padre Ugo Ikwuka CSSp. 

Encomendamos a nuestra Hermana a la misericordia de nuestro Dios de amor mientras deponíamos sus restos mortales en el cementerio de Nuestra Señora, en Kensal Green, Londres, el 12 de octubre de 2017. 

Que su alma descanse en la paz eterna de Dios.