Antonia Onali - Italia
17/01/1934 - 07/11/2016
La Hermana Antonia Onali había nacido en Ortacesus (CA) el 17 de enero de 1934 y falleció el 7 de noviembre de 2016.
Desde la muerte de su madre Assunta comienza su camino difícil, ocupándose del padre y de sus hermanos, ayudándolos a crecer hasta realizar su llamado a la vida religiosa. Transcurrió algunos meses del periodo de pre-noviciado en Castiglion Fiorentino (Arezzo), en octubre de 1957.
En el mes de marzo de 1958 entró en noviciado en Massabielle, S. Prix - Francia.
Tomó en hábito en Sainte Foy de Lión en 1959 y la profesión religiosa en octubre de 1960.
Volvió a Italia para los estudios y una vez terminados dio clases en la escuela primaria de Moncalieri (TO).
En 1963 se creó una nueva comunidad en Monigo, en la diócesis de Treviso, de la que Antonia fue miembro y allí se dedicó también a dar clases en el kindergarten y a la pastoral parroquial.
De 1964 a 1969 en San Liberale (barrio de Treviso) empieza una nueva escuela para la infancia con el oratorio y la pastoral parroquial. Tuvo que ocuparse además de una nueva estructura para una escuela.
En 1969 la Hermana Antonia con otras dos Hermanas comienza una nueva comunidad en Levada de Piombino Dese (Padova) en la diócesis de Treviso, donde se ocupa de obras parroquiales, de catequesis, del oratorio, de jóvenes, de encuentros de oración, de escucha de las familias y de enfermos.
En 1974 vuelve a la parroquia de Monigo - Treviso por unos años u sigue con la enseñanza en la escuela primaria. Al mismo tiempo se activa para dar clases en las escuelas del Estado. Se prepara para las oposiciones que gana sin dificultad y que le permiten dar clases en Ponte di Piave (TV).
Después de la experiencia en la enseñanza pública, tuvo permiso para ir en misión y se fue a Brasil, un año después.
Allí en Brasil, en la nueva misión, se entrega con enorme generosidad y desempeña varios servicios, entre los más pobres en diversas comunidades del País, realizando su sueño de entregarse a la misión.
El llamado misionero fue siempre su gran deseo que se vio realizado por su ida a Brasil, Ji-Parana.
Su amor y su fe contribuyeron en la evangelización y en la promoción humana por 24 años y allí supo dar cariño a los niños de la calle y a familias necesitadas.
En 1993 vuelve a Italia, precisamente a Candiolo (TO) donde sigue viviendo su espíritu misionero.
Se distingue como religiosa en los encuentros con las familias, participa en los encuentros del Evangelio, en el rezo del santo rosario en el mes de mayo o en las granjas de Candiolo.
Se dedica también al apostolado parroquial en Collegno (TO), participa en el Grupo Caritas, de ancianos y enfermos.
De 2005 a 2011 trabaja con entusiasmo y con sentido de responsabilidad en la comunidad de Marino (Roma) en la parroquia de Santa Rita de Cascia. Comienza una nueva experiencia pastoral, en una parroquia de gente muy sencilla, pero sin referencias religiosas.
La Hermana Antonia, después de residir unos meses en Marino, empieza a ocuparse de mujeres de la calle (prostitutas) cuya dignidad había sido machacada. Y quería acercarse a ellas para ofrecerles su apoyo moral e informaciones sobre los servicios sociales y sanitarios. Colaboraba con un equipo de asistentes sociales, sicólogos y médicos.
En todo lo que hacía, Antonia quiso siempre ofrecer con sencillez el don de su persona, y desarrollaba la actividad que se le confiaba con generosidad. Apreciaba profundamente la vida comunitaria; era una mujer de amistad, de relaciones, en comunidad y con las personas a las que encontraba o visitaba.
Al volver a Candiolo (TO) se le pide que colabore con la Hermana Fátima, una religiosa que en Turín se ocupa de chicas en dificultad. Acepta con gran alegría colaborar en este servicio, cada día. Le confían la tarea de trabajar en este centro, fundado por la Hermana Fátima, donde a las chicas explotadas se las ayuda para que superen experiencias negativas y se las apoya en su búsqueda de una vida mejor.
Pero pronto Dios vino a visitarla con la enfermedad y el sufrimiento que la acompañó durante seis meses. La llevaron a Turín, en una estructura regentada por las Hermanas de San Camilo, cerca de la comunidad.
Antonia nos ha dejado con serenidad, en la paz del Señor. Su vida ha sido un ejemplo de aceptación de la voluntad de Dios. Supo vivir el espíritu de María aceptando la voluntad de Dios, y supo vivir con generosidad y con sencillez toda su vida. Los funerales se celebraron en la iglesia de las Hermanas Franciscanas en Treviso (SS. Quaranta), donde transcurrió sus últimos días.
La iglesia estaba iluminada y preparada como para un día de fiesta. Con las Hermanas de las Comunidades de Treviso y de Turín, estaban sus familiares venido de Cerdeña, y con ellos muchas personas que la habían encontrado o conocido en los varios lugares donde había servido, y estaban allí para testimoniar su cariño y su gratitud.
Estamos seguros de que Antonia está cerca de Jesús y de María, y de nuestros Fundadores y que reza por nosotros.
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