25/01/2018 - Senegal

 No pudo haber una manera más bonita de celebrar la etapa conclusiva con la facilitadora que con la fabulosa hospitalidad que recibimos al ir a visitar los monasterios benedictinos.

En esa abadía, por la mañana, celebramos la Eucaristía al ritmo de tambores africanos unidos a los cantos gregorianos. Los monjes nos mostraron su propiedad enseñándonos las diversas formas de subsistencia que ahí desarrollan.

Por la tarde de ese domingo, visitamos el monasterio benedictino femenino, ellas nos recibieron con música y flores. Fue para todas una inmensa alegría poder confirmar nuestra consagración religiosa, dos diferentes estilos, ellas contemplativas y nosotras apostólicas; pero un mismo corazón latiendo en armonía como las cuerdas del Kora (un instrumento musical tradicional africano que se parece un arpa).

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