Homenaje a nuestra fundadora
El 14 de junio de 2024, en el Marist Sisters’ College de Woolwich (MSCW), se inauguró una estatua única: una representación en bronce a tamaño natural de Jeanne-Marie Chavoin con dos alumnas del colegio. Llama inmediatamente la atención la relación entre los tres: la mujer francesa, la estudiante a su lado y la más joven enfrente. De pie ante ellos, uno siente que los años de historia convergen en el ahora, dando vida a nuestra fundadora en este nuevo escenario.
Casi tan extraordinaria como la escultura es la historia que hay detrás. Al parecer, una alumna de 1948 quedó tan conmovida por su experiencia en el colegio que, al fallecer hace un par de años, dejó un importante legado a su alma mater. El actual director colaboró con el personal y los alumnos para hacer realidad el sueño de crear este significativo homenaje a Jeanne-Marie o JMC, como se la conoce cariñosamente en el colegio. Cinco miembros del equipo educativo y siete alumnos formaron el Comité de Planificación de la Escultura, tres de los cuales fueron los modelos de la estatua. Se contrató a Gillie y Marc, artistas de renombre mundial. Durante los 15 meses que siguieron, se elaboró una versión en arcilla, se solicitaron cambios y se envió a Australia la creación final en bronce.
La ceremonia de inauguración se diseñó con tanta atención al detalle como la propia escultura. Presidió el padre Tony Corcoran, y estuvieron presentes nueve hermanas y un hermano marista. La orquesta y el coro del colegio dirigieron hábilmente la música, comenzando con «La presencia de María».
La directora del colegio, Dra. Anne Ireland, compartió el «Viaje a la escultura», agradeciendo a todos los que habían contribuido. A continuación se retiró la cubierta azul, dejando al descubierto la «estatua JMC». Dos estudiantes ofrecieron conmovedoras reflexiones sobre el significado de esta aportación al colegio. Para la bendición, se había traído agua del río Garona, en Francia, y se había mezclado con agua del río Lane Cover, el río al que da el colegio y que desemboca en las aguas del puerto de Sydney. Las Hermanas presentes leyeron las oraciones de intercesión bellamente preparadas y se cantó la Salve Regina.
La Hermana Gail Reneker habló en nombre de las Hermanas Maristas, expresando su profunda gratitud al equipo educativo y a los alumnos por honrar a nuestra fundadora con esta escultura, que «mantiene vivo el recuerdo de una mujer digna de ser recordada, cuya calidez y compasión la llevaron a estar al servicio de todos los necesitados, especialmente los niños y los jóvenes». El discurso de la Directora y el canto de la Canción del Colegio pusieron fin a esta memorable ceremonia.
Durante el suntuoso té de la mañana, nuestras Hermanas tuvieron la oportunidad de reunirse con alumnos y algunos padres, así como con miembros del personal. Después, reflexionamos sobre la profundidad de cada encuentro y la bendición que supone ver el espíritu marista vivido de manera tan tangible por estos laicos -jóvenes y mayores- asociados al MSCW.