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Ann Coyle

Hermanas fallecidas

Ann Coyle - Reino Unido
14/12/1931 - 29/08/2020

 

La Hermana Ann nació en una familia muy católica en Lurgacloy, Belmullet, Co Mayo, Irlanda, donde el sol brillaba en las relucientes aguas del Atlántico en verano y las olas se lanzaban rápidamente contra la costa en invierno.

Sus padres eran Catherine Coyle (Togher) y Pat Coyle. Ann era la mayor de su familia de cinco niñas y cuatro niños.

Después de mucha oración y reflexión Ann, como muchas jóvenes de su época decidió entregar su vida a Dios al servicio de los demás. Fue un gran sacrificio en ese momento, ya que significaba que no iba a poder visitar su casa por lo menos durante doce años.  Sin embargo, Ann dio el paso y entró en el noviciado marista de Carrick-on Shannon en marzo de 1951. Hizo sus primeros votos el 5 de marzo de 1953 en Carrick-on-Shannon, Co Leitrim, Irlanda.

En marzo de 1953, después de su profesión, pasó algún tiempo sirviendo al Señor en Carrick y Fulham, preparando comidas a las comunidades. Le encantaba probar nuevas recetas, sobre todo las de “Mary Berry” con sus platos salados y la elaboración de vinos. La Hermana Ann fue una cocinera excelente y preparó comidas para los grupos de niños de San Pedro y San Pablo en Homestead, Nympsfield, desde 1964 hasta 1970.

En 1970 la hermana Ann fue al Hospital General de Gloucester y se formó como enfermera estatal y ejerció en la localidad hasta 1976.  La hermana Ann era también enfermera de la zona, y fue siempre muy cuidadosa. Sabía notar pequeñas cosas, pequeños signos y síntomas.  Su rápida respuesta salvó a muchos pacientes de enfermedades más prolongadas. Sus colegas la admiraban por esto.  

En 1968, mientras residía en Nympsfield, la Hna. Ann asistió a un curso de renovación en Hawkstone Hall, Shropshire.

 La hermana Ann se fue a Manchester en 1978 y continuó su carrera de enfermería conduciendo un mini coche plateado para visitar a sus pacientes. Se retiró de la enfermería comunitaria en 1992 cuando la hermana Ann se tomó un año sabático y asistió a un curso de renovación en Regina Mundi en Roma.

La Hna. Ann amaba a Nuestra Señora de Lourdes y después de retirarse de su labor como enfermera en 1992 comenzó a recaudar fondos para que los peregrinos fueran al Santo Santuario. Su entusiasmo y su determinación no tenían límites.  Sus ventas por medio de su pequeño carro, que organizó mientras estaba en Nell Lane Manchester, permitieron a muchos ir en peregrinación a Lourdes.

Después de dejar Manchester fue a Goldthorpe, South Yorkshire, donde continuó recaudando fondos, ahora con un puesto en el mercado de Goldthorpe. La gente esperaba comprar en la “Tienda de Ann”.  Una señora de noventa años todavía lleva con orgullo las faldas que compró en la tienda de Ann. Aquí la Hermana Ann era muy popular entre los otros vendedores y sus clientes, que disfrutaban buscando gangas. 

La Hermana Ann también vendía en Doncaster varios domingos, siempre con su cochecito.  Ayudó a más de 100 personas de Manchester y Goldthorpe a visitar Lourdes como resultado de su recaudación de fondos.

Mientras residía en Goldthorpe, durante varios años, la Hna. Ann viajaba semanalmente para visitar a los pacientes del Hospital de la Prisión a petición de amigos preocupados. Su trabajo allí fue muy apreciado por los pacientes y el personal.

En 2011, en los últimos años de su vida, la Hna. Ann llegó a Villa María en Hythe, Kent. Aquí también fue amable con todas las Hermanas y le encantaba ayudar a las menos capaces de arreglarse por sí solas. Disfrutaba de la lectura y la escritura y se aseguró de leer el Heraldo Católico y seguir todo lo que ocurría en la Iglesia y en el Estado.

A medida de que la Hermana Ann se debilitaba, pasaba más tiempo en su habitación, pero seguía interesada en las cartas y documentos inspiradores del Papa Francisco. En las últimas semanas de su vida, casi no se le oía. Algunas hermanas se sentaron en silencio en su habitación y rezaron en silencio con ella. Murió silenciosa y pacíficamente el 29 de agosto, el día del cumpleaños de Jeanne Marie Chavoin. Las Hermanas Genevieve y Teresa estaban con ella cuando respiró por última vez. Nuestra Señora de Lourdes debe haberla acogido en su Hogar Celestial.                                                    

Que descanse en paz.

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